domingo

190. Subraye las palabras adecuadas...


 

Esta dinámica es toda una excusa para repasar en el aula cuestiones básicas de morfosintaxis (conceptos de sintagma, núcleo, transitividad, concordancia de género y número...).

A partir de este relato hiperbreve, que parece "invitar" a crear una historia personal (desde la selección o el desecho), proponemos que el estudiante construya su propia historia. Para ello elegirá entre las alternativas que se le presentan de sujeto o actantes, verbos o acciones, complementos... pero respetando el final, y así se volvió tierra... ¿Se atreven?

Es, además, una oportunidad para repasar las propiedades textuales (coherencia, cohesión, adecuación) ¿Se cumplen? ¿Se acerca a los nonsense? ¿Ecos de Cortázar, de Gómez de la Serna?
Igualmente  podríamos animar a los estudiantes a que cuenten todo lo que saben de las funciones mediante un pechakucha (20 x 20).

25 comentarios:

Tziouras dijo...


El texto completo transcrito:

Una mañana tarde noche el niño joven anciano que estaba moribundo enamorado prófugo confundido sintió las primeras punzadas notas detonaciones reminiscencias sacudidas precursoras seguidoras creadores multiplicadoras formadoras extinguidoras de la helada la vacación la transfiguración la acción la inundación la cosecha. Pensó recordó imaginó inventó miró oyó talló cardó concluyó corrigió anudó pulió desnudó volteó rajó barnizó fundió la piedra la esclusa la falleba la red la antena la espita la mirilla la artesa la jarra la podadora la aguja la aceitera la máscara la lezna la ampolla la ganzúa la reja y con ellas atacó erigió consagró bautizó pulverizó unificó roció aplastó creó dispersó cimbró lustró repartió lijó el reloj el banco el submarino el arco el patíbulo el cinturón el yunque el velamen el remo el yelmo el torno el roble el caracol el gato el fósil el tiempo el naipe el torno el vino el bote el pulpo el labio el peplo el yunque, para luego antes ahora después nunca siempre a veces con el pie codo dedo cribarlos fecundarlos omitirlos encresparlos podarlos en el bosque río arenal ventisquero volcán dédalo sifón cueva coral luna mundo viaje día trompo jaula vuelta pez ojo malla turno flecha clavo seno brillo tumba ceja manto flor ruta aliento raya, y así se volvió tierra.

Cristina Jerez dijo...

Una noche el anciano que estaba moribundo sintió las primeras detonaciones extinguidoras de la cosecha. Fundió la piedra, la esclusa, la reja, y con ellas aplastó el reloj, el fósil, el tiempo, para después con el dedo cribarlos en el bosque, y así se volvió tierra.

Superiván dijo...

Una noche, el joven que estaba prófugo sintió las primeras punzadas precursoras de la helada. Rajó la falleba, la reja, y con ellas atacó al caracol y al gato, para luego, con el dedo, encresparlos en el bosque, y así se volvió tierra.

(Un sinsentido)

Inés Alicia Espinosa Charri dijo...


Una noche, el anciano que estaba confundido, sintió las primeras detonaciones creadoras de la transfiguración, fundió la piedra, la máscara, y con ellas erigió el patíbulo para luego clavar la flecha y, así se volvió tierra.

Raquel Valido dijo...

Una noche, el joven que estaba prófugo sintió las primeras reminiscencias precursoras de la transfiguración. Imaginó la falleba, la jarra, la ganzúa y con ellas lustró el arco, para después, con el dedo, fecundarlos en el dédalo, y así se volvió tierra (nonsense).

Norberto dijo...

Una tarde, el joven anciano moribundo y enamorado, sintió las primeras sacudidas precursoras de su transfiguración. Imaginó el reloj de su vida como la concha de un caracol. Girando en espiral hacia adentro, hasta su fin. El tiempo ya no era algo para luego. Después llegaría a la desembocadura de su río, aunque su corazón parecía un volcán de amor. Mientras, la luna asomaba tímida entre los árboles y él pensaba en su próximo viaje a la tumba, y así volvió a la tierra.

Victoria Rodríguez dijo...

Una noche el joven que estaba enamorado sintió las primeras punzadas multiplicadoras de la acción. Imaginó la mirilla y la máscara y con ellas pulverizó el tiempo para después con el dedo cribarlos en el viaje, y así se volvió tierra.

Kilian Torres dijo...

Una mañana el niño confundido sintió las primeras sacudidas multiplicadoras de la inundación. Anudó la red, la aguja, la lezna y con ellas erigió el remo, el bote, para luego con el pie cribarlos en el arenal, y así se volvió tierra.

Victor Manuel Geijo Hernández dijo...

Una tarde el joven que estaba enamorado sintió las primeras punzadas de la cosecha. Imagino la ganzúa y con ellas bautizo el roble para luego con el dedo encresparlos en el bosque, y así volvió a la tierra.

Ancor dijo...

Una noche, el anciano confundido sintió las primeras punzadas multiplicadoras de la cosecha. Anudó la red y la aguja y con ellas talló el remo y el bote, para luego con el dedo cribarlos en el arenal, y así se volvió tierra.

Bett Neuff dijo...

Una tarde el niño confundido sintió las primeras sacudidas creadoras de la transfiguración. Pensó y desnudó la máscara, rajó la piedra, fundió la reja, talló la aguja y con ellas pulverizó el reloj y dispersó el tiempo, para luego, antes y ahora, con el dedo, omitirlos en la tumba, y así se volvió tierra.

Berta Maté Gómez dijo...

Una noche, el anciano que estaba confundido sintió las primeras punzadas precursoras de la inundación. Recordó la ganzúa y con ella atacó al roble para después, con el dedo, omitirlo en el viaje, y así se volvió tierra.

Javier Álamo dijo...

Una mañana el anciano que estaba enamorado sintió las primeras sacudidas de la helada. Pulió la aceitera y lustró el cinturón con el dedo en el bosque, y así se volvió tierra.
(Activar tono irónico: ¡Precioso!).

Yanira dijo...

Una mañana el anciano que estaba moribundo sintió las primeras sacudidas de la helada. Fundió la reja y con ella pulverizó el reloj, para luego, con el dedo, encresparlos en la tumba, y así se volvió tierra.

Amaury Santana dijo...

Una noche el niño que estaba moribundo sintió las primeras reminiscencias de la cosecha. Oyó la podadora y con ella dispersó el tiempo para siempre. ¿Con el dedo? ¡fecundarlos en la cueva!, y así se volvió tierra.

Patricia Barreto Santana dijo...

Una tarde el joven que estaba moribundo sintió las primeras notas extinguidoras de la helada. Volteó la piedra la lezna la ganzúa y con ellas lijó el patíbulo, para luego con el dedo cribarlos en el arenal, y así se volvió tierra.

CRISTINA VÁZQUEZ dijo...

Una tarde el joven que estaba enamorado sintió las primeras sacudidas de la transfiguración. Miró la jarra, repartió el vino, para luego con el codo intentar omitir la ventisca, y se volvió tierra.

Raquel Nieto dijo...

Una mañana el joven que estaba confundido sintió las primeras notas creadoras de la acción. Talló y barnizó la artesa y la máscara y con ellas consagró el tiempo, para ahora con el pie omitirlo en el mundo, y así se volvió tierra.

Elba dijo...

Una noche el anciano que estaba confundido sintió las primeras sacudidas de la transfiguración. Miró la jarra y con ella roció el roble en el bosque, y así se volvió tierra.

Juany dijo...

Bravo por la creatividad...
Saludos

Miguel Ángel Rodríguez Falcón dijo...

Una mañana el niño que estaba enamorado sintió las primeras sacudidas de la vacación. Pulió la piedra y con ella aplastó el reloj, para después con el pie omitirlo en el río, y así se volvió tierra.

Adri dijo...

Una mañana, el joven, que estaba enamorado, sintió las primeras punzadas extinguidoras de la helada. Anudó la red y con ella atacó al caracol, para luego encresparlo en el volcán, y así se volvió tierra.

Andrea Hdez. dijo...

Una noche el anciano, que estaba confundido, sintió las primeras reminiscencias creadoras de la acción. Imaginó la red y con ella creó el arco, para después con el dedo podarlos en el volcán, y así se volvió tierra.

Haridian Medina Guerra dijo...

Una tarde el anciano que estaba moribundo sintió las primeras notas creadoras de la acción. Oyó la reja y con ella consagró el tiempo, para después con el dedo encresparlo en el río y así se volvió tierra.

Luis Miguel dijo...

Una noche, el anciano que estaba moribundo sintió las primeras sacudidas precursoras de la transfiguración. Desnudó la piedra, la máscara, y con ellas consagró el peplo, para luego con el dedo fecundarlos en el volcán, y así se volvió tierra.