Tarea: localiza en el dosier II las sugerencias (consejos) de Daniel Cassany sobre la corrección.
1. ¿Qué opinas en general sobre ello? ¿Qué aspectos o fortalezas deben prevalecer o salvaguardarse en el acto de corregir, de cara a la percepción y recepción del estudiante?
2. Indica los números de los que crees de (más) fácil aplicación en el aula.
Ten en cuanta las dificultades derivadas de la aplicación estandarizada en el aula, por ejemplo, la amplitud del grupo con el que se trabaje, la complejidad en su implementación absoluta, los "tiempos" reales de aula, etc.
13 comentarios:
Me resulta de especial interés la finalidad de la corrección que se extrae de los consejos de Daniel Cassany. En ellos se deja entrever que la corrección no es un mecanismo de fiscalización, sino, al contrario, un recurso pedagógico, es didáctica. Es por esto por lo que la corrección no se jacta de los errores de los alumnos, sino que se convierte en una herramienta procesual de mejora. Así, el autor propone, por ejemplo, hablar con los autores del texto que se corrige antes de realizar anotaciones de corrección, o también, corregir las versiones previas del texto.
En general, estos consejos despiertan en mí un deseo y una denuncia. Por un lado, me denuncia y alerta ante las posibles correcciones que puedo hacer, bien sea de un texto para con mis alumnos, bien en cualquier aspecto de la vida; por otro lado, activa en mí el deseo de poner en práctica este modo de corrección, poniendo el foco en el proceso y avance del alumno y no en la búsqueda de errores al modo más "caza fantasmas" para fiscalizar a los alumnos.
Los números que creo tienen más fácil aplicación en el aula son los siguientes:
- 1. Corregir únicamente los errores de los que el alumno pueda aprender. Quizá no tiene tanto sentido estar corrigiendo en 1 de la ESO el uso de una única palabra dos veces en el mismo párrafo, cuestiones que tiene más que ver con el estilo. Sin embargo, se puede hacer hincapié en corregir cuestiones gramaticales y ortográficas. Además, se vuelve pertinente corregir los signos de puntuación pues es una forma útil para aprender su uso.
- 2. Creo que también es importante entregar a los alumnos los ejercicios corregidos lo más pronto posible, pues es la única forma de que tengan fresco lo que han escrito y, así, interiorizar las correcciones que se le haga.
- 3. La corrección de elaboraciones previas se puede activar en el aula, sobre todo en cuanto a los trabajos se refiere.
- 4. Esta quizá es más compleja, pero se puede activar en el aula también para trabajos escritos.
-5. Buscar soluciones es lo que convierte la corrección en ejercicio didáctico y lo distancia de la corrección fiscalizadora.
-6. Es importante dar instrucciones para mejorar el texto, por la misma razón que he explicado para la número 5.
Las siguientes (7, 8, 9 y 10) también son fácilmente aplicables en el aula, aunque no quizá es mucho menos evaluable y revisable su aplicación.
Mi opinión sobre las sugerencias de Daniel Cassany es, en líneas generales, que concuerdo bastante con su forma de corregir. Me parecen bastante interesantes y algunas no se me hubieran pasado por la cabeza de cara a llevarlas el día de mañana como docente al aula. En este caso, desde mi punto de vista considero que las fortalezas que deben prevalecer en el acto de la corrección hacia el alumnado son: corregir mientras el discente está escribiendo (en la medida de lo posible), pues creo que efectivamente al mismo tiempo que uno escribe y uno es corregido, el cerebro tiende más a retener el fallo y poder hacerlo mejor la próxima vez antes de que se escriba todo un texto entero y el estudiante repase todos los fallos, y al final de la sesión no se acuerde ni si quiera de la mitad. También, el hecho de que el estudiantado se encargue de buscar soluciones o mejoras haciendo uso de diccionarios, libros de gramática, entre otros, aboga por el autoaprendizaje y el aprendizaje significativo.
Por otra parte, ofrecer instrucciones sobre cómo mejorar el texto siempre es una herramienta de ayuda para el alumnado, y en este caso el docente serviría como facilitador del aprendizaje. Así como las pautas de dejar tiempo en clase para repasar los fallos y utilizar la corrección como un recurso didáctico son elementos de gran utilidad para que los alumnos mejoren en cuanto al uso de la gramática, ortografía y redacción.
Cabe decir que discrepo en cuanto a los aspectos como adaptar las correcciones de cada texto acorde a los intereses del autor o corregir los errores que el alumnado pueda prender. Pues muchas veces el encuentro con el autor del texto se hace imposible y además el alumno siempre debe prestarse a aprender aquello que incluso todavía no pensaba que podía aprender. De esta manera, nosotros como docentes podemos abrirles nuevos horizontes a los discentes.
Desde mi perspectiva las pautas de más fácil aplicación en el aula son:
El dos: siempre y cuando las correcciones se hagan en una pizarra al mismo tiempo que el resto del estudiantado o que se traten de dictados. También el cinco, seis, siete, ocho y el nueve.
Considero que los consejos de Cassany sobre la corrección en el aula son bastante útiles y pueden ayudar al alumnado a mejorar durante su proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que Cassany prioriza en todo momento la revisión de las tareas, la reescritura de estas y la autoevaluación. Al final, muchos docentes siguen aplicando el proceso tradicional de corrección y solo se dedican a castigar los errores de sus estudiantes en lugar de impulsarlos a progresar a partir de ellos, lo que es un error horrible que afectará negativamente al alumnado. Durante la corrección, se deben llevar a cabo diferentes tareas, como acompañar al estudiante y reforzarlo positivamente, es decir, no solo señalar sus errores, sino también sus aciertos para mantener su motivación; hay que fomentar la autoeavalucion en el aula para que los discentes sean conscientes de sus propios errores; se debe ser paciente y empático durante el proceso de aprendizaje, ya que cada estudiante tiene sus propios tiempos y, por último, crear un ambiente seguro para que el alumnado pueda compartir sus dudas y fallos sin sentirse juzgado por el resto. Solo de esta forma, se logrará aumentar la autoestima del alumnado y, por ende, que aprenda de una manera efectiva y significativa.
Por otro lado, los consejos que considero que son más sencillos de aplicar en el aula son los siguiente:
1.-Corregir solo los errores que los alumnos puedan aprender según su nivel.
2.- Corrigir las versiones previas al texto (borradores, esquemas de los estudiantes) para que lo puedan desarrollar en limpio correctamente.
3.- Indicar los errores y pedir a los alumnos que busquen soluciones y mejoras.
4.- Darles instrucciones a los estudiantes para mejorar sus escritos.
5.- Dejar tiempo en clase para leer y comentar las correcciones.
6.- Enseñar al alumnado a autocorregirse con guiones, pautas, diccionarios, gramáticas.
7.- Utilizar la corrección como un recurso didáctico y no como una oligación. Es importante variar las técnicas para no cansar a los estudiantes y conseguir que sean partícipes de su proceso de aprendizaje.
Estos consejos son los más fáciles de aplicar en el aula, puesto que exigen menos tiempo y tienen un enfoque tanto individualizado, como colectivo.
A nosotras nos ha gustado que desde un enfoque conceptual se aborde la forma de corregir y sobre todo de minimizar el error en el alumnado. Creemos que es un aspecto que parece haber estado supeditado a la libertad de cátedra de cada docente, por lo que nos hemos encontrado profesorado variado en este sentido: exigente, liviano, comprensivo, pasota... Así que este marco en forma de "consejos" formulado por Cassany parece dar unas pautas tan ligadas al sentido común como fácilmente aplicables al aula. De hecho, el primer consejo, a pesar de su simplicidad, ofrece la clave en la tarea de corrección: corregir únicamente los errores que el estudiantado sea capaz de aprender (acorde a su nivel y a sus competencias). Con esa idea como premisa, el alumnado encarará con más empoderamiento y menos frustración sus propios errores.
Con respecto a los consejos aplicables al aula, creemos que todos son aplicables al aula, lógicamente. No obstante, los puntos 2, 3 y 10, a pesar del interés que suscitan, parecen más complejos a la hora de llevarlos al aula, más que nada por el tiempo y esfuerzo que implican. El décimo consejo nos resulta el más interesante, pues adaptarse al alumnado es siempre el camino que más enriquece el proceso de aprendizaje, pero también es difícil teniendo en cuenta la cantidad de alumnos/as y la diversidad presente en la realidad del aula.
Paula Fernández Pérez y Shakira Morales Reyes
1.En general, los consejos de Cassany promueven una corrección centrada en el aprendizaje del estudiante, fomentando la reflexión y la mejora continua del texto. La corrección deja de ser un acto meramente evaluativo para convertirse en un proceso formativo. Esto refuerza la autonomía, disminuye el miedo al error y transforma la escritura en un espacio de experimentación segura.
Es esencial salvaguardar la idea de la corrección como recurso didáctico flexible, adaptado a las necesidades individuales. Respetar los tiempos del estudiante y acompañarlo en el descubrimiento de sus errores ayuda a consolidar el aprendizaje, más que una corrección masiva que podría ser desmotivadora.
2.Consejos de más fácil aplicación en el aula:
-Corrige solo los errores que el alumno pueda aprender: es viable seleccionar errores clave según el nivel y los objetivos de aprendizaje. En grupos amplios, esto permite priorizar sin abrumar.
-Corrige las versiones previas al texto: pedir borradores o esquemas facilita intervenir en momentos críticos del proceso de escritura. Aunque requiere tiempo, puede organizarse en fases.
-Indica los errores y pide que busquen soluciones: con un sistema de códigos o anotaciones simples, se puede invitar al estudiante a reflexionar sin necesidad de una corrección exhaustiva en cada texto.
-Enseña a autocorregirse con guiones y herramientas: trabajar progresivamente la autocorrección ahorra tiempo y fomenta la independencia. Herramientas como listas de comprobación o revisión por pares son fáciles de implementar.
-Adapta la corrección a cada autor: aunque en clases numerosas es desafiante, se puede ajustar la corrección por grupos o niveles, según las necesidades compartidas.
Si bien no todos los consejos son fácilmente aplicables en su totalidad, adaptar algunas estrategias a la realidad del aula puede hacer que la corrección se convierta en una herramienta poderosa para el aprendizaje. Lo ideal sería equilibrar los tiempos disponibles con la intención de que cada estudiante perciba la corrección como una guía para mejorar, y no solo como una lista de errores.
Cassany propone diez consejos valiosísimos para mejorar la corrección que los profesores hacemos a nuestros alumnos. Debemos ser muy rigurosos y claros a la hora de realizar anotaciones en las diferentes producciones de nuestros discentes. En efecto, el alumno debe comprender en todo momento por qué se ha realizado esa anotación. La comprensión del error lo llevará a subsanarlo, a enmendarlo. Si únicamente hacemos tachones en rojo, el discente solo sentirá frustración y observará nuestras correcciones como una tortura.
En el aula nos encontramos algunas dificultades como el número elevado de alumnos o los diferentes ritmos de aprendizaje de cada uno de los discentes. Por tanto, de los diez consejos de Cassany, el ocho se torna como el más “adaptable” a cualquier contexto. Enseñar a que el alumno se autocorrija a través de diversas fuentes (guiones, pautas, diccionarios, gramáticas) le aporta un aprendizaje significativo tanto para esta materia como para el resto de las asignaturas.
Al mismo tiempo, el quinto consejo ayudará al alumno a comprender en qué ha fallado y cómo puede mejorar su producción. Aunque, de cara al trabajo del profesor pueda parecer engorroso (sobre todo, con grupos numerosos), al final, proporciona más beneficios que desventajas: de nuevo, si alumno comprende el porqué de las correcciones del docente, se evitarán posibles “abandonos” de corrección ortográfica y estilística, enfados, reclamaciones o quejas.
Creo que los consejos que propone Cassany para mejorar la corrección son muy útiles para los estudiantes, ya que se les da la oportunidad de identificar sus propios errores de manera más autónoma -aunque con la supervisión del docente- y de esta manera no se genera rechazo. Además, estas técnicas pueden influir positivamente en la confianza del alumno, puesto que no se le castiga por los fallos, sino que se le da la oportunidad de mejorar y solventar los errores que haya podido realizar.
Tal y como ha ido evolucionando el sistema educativo, creo que es esencial que el docente sepa cómo tratar con sus estudiantes para que estos quieran aprender. Si para ellos el docente es alguien que solo quiere obligarles a no cometer errores, pero solo les corrige y no les proporciona tiempo para que ellos sean capaces de reflexionar acerca de sus errores y aprender a identificarlos, no servirá de nada su labor educativa, ya que el alumno solo se centrará en memorizar el fallo que cometió. Sin embargo, lo fundamental debería ser entender el motivo por el que lo cometió (falta de lectura, poca base en algunos aspectos, dificultad para ordenar las ideas, etc.) para no repetirlo.
Los consejos que Cassany expone y que considero más efectivos son:
2. Corrige mientras el alumno escribe o mientras tenga fresco lo que ha escrito. Tutoriza en clase los grupos y las parejas que están escribiendo: creo que esto es fundamental para que el estudiante pueda comprender los fallos que cometió e interiorizar las soluciones, ya que si el alumno no recuerda cuál fue su error de nada servirá que se le explique porque no será capaz de identificarlo y no repetirlo en el futuro. Además, creo que es conveniente y necesario que exista feedback entre el docente y el estudiante.
6. Da instrucciones para mejorar el escrito: reescribe el texto, amplía el párrafo 3º, añade más puntos o comas al 2º párrafo, etc.: creo que es importante señalar qué aspectos podría mejorar, aunque considero que también es necesario ofrecerles libertad para que ellos reflexionen e intenten corregir los errores o mejorar el escrito.
8. Enseña al alumnado a autocorregirse con guiones, pautas, diccionarios, gramáticas: los discentes también tienen que aprender a utilizar diversas herramientas como diccionarios para buscar información en caso de dudas o para buscar la respuesta a los errores, además de las explicaciones que brinde el docente.
10. Adapta la corrección de cada texto a las necesidades y los intereses de su autor: teniendo en cuenta la diversidad que existe en las aulas, es esencial que el docente conozca a sus estudiantes. Además, debe utilizar diferentes metodologías para captar el interés de los discentes.
En términos generales, las sugerencias de Daniel Cassany sobre la corrección buscan convertir este proceso en una instancia reflexiva y didáctica, en lugar de limitarse a la mera identificación de errores. Se promueve un enfoque positivo, en el que la corrección no resulta desmotivadora, sino que sirve como una guía para la mejora continua del estudiante.
Uno de los aspectos más relevantes que deben prevalecer en el acto de corrección es la retroalimentación, tanto en relación con los errores como con los aciertos del estudiante. Es fundamental que los alumnos comprendan sus equivocaciones para poder corregirlas de manera efectiva, lo que se vincula con la sugerencia número cinco de Cassany: indicar los errores y solicitar a los estudiantes que propongan soluciones y mejoras.
Otro aspecto de gran interés es la necesidad de priorizar ciertos aspectos en función del nivel y las necesidades del estudiante, en lugar de corregir todos los errores simultáneamente. Para hacer de este proceso una experiencia más dinámica y enriquecedora, podría aplicarse la sugerencia número nueve de Cassany, que propone utilizar la corrección como un recurso didáctico y no como una mera obligación.
2. Indica los números de los que crees de (más) fácil aplicación en el aula:
La número 1 “corrige solo los errores que el alumno pueda aprender”, como la opción menos viable para el docente, puesto que considero que es importante corregir lo máximo posible, bajo nuestra experiencia, muchas cosas que no hemos comprendido al momento de enseñárnosla han cobrado sentido con el paso del tiempo y la madurez. En general, creemos que es importante dar la oportunidad de ofrecer una visión amplia de las correcciones y no dejar que los alumnos asuman ortografía incorrecta.
Mientras que la número 8 “enseña al alumno a autocorregirse con guiones, pautas, diccionarios y gramáticas” creemos que es una opción bastante viable, tanto para el alumno como para el docente, puesto que el fin de la educación misma también es enseñar a que los discentes adquieran autonomía en su aprendizaje.
En medio dejaría como opciones más viables de menos a más las siguientes: 4, 9,10,3, 2, 5, 6, 7.
1. ¿Qué opinas en general sobre ello? ¿Qué aspectos o fortalezas deben prevalecer o salvaguardarse en el acto de corregir, de cara a la percepción y recepción del estudiante?
Los consejos de Cassany están fundamentados en la escritura, centrándose en una corrección de negociación con el estudiante, autocorrección, adaptaciones...
Pensamos que una de las fortalezas que deben salvaguardarse es que en lugar de centrarse solo en los errores, también se debe orientar a una autorrevisión del alumno, dicha corrección deberá ser negociada y clara evitando en todo momento que el alumno se encuentre en una situación de penalización.
Por otra parte, en términos de percepción, creemos que es relevante que el alumno vea la corrección como una vía de aprendizaje y no una lista de fallos, por eso uno de los factores más importantes es el diálogo que se manifieste junto a la instrucciones que se le de al estudiante.
2. Indica los números de los que crees de (más) fácil aplicación en el aula
3) Corregir versiones previas del texto: Reduce la cantidad de errores en la versión final y mejora el proceso de escritura. Se puede hacer mediante la entrega de borradores con comentarios generales antes de la versión final.
6)Dar instrucciones para mejorar el escrito: Puede implementarse con rúbricas detalladas o ejemplos concretos de mejoras.
7)Dejar tiempo para leer y comentar correcciones en clase: Permite que los estudiantes entiendan sus errores y aclaren dudas. Se puede dedicar una parte de la clase a discutir errores comunes y soluciones en grupo
8)Enseñar al alumno a autocorregirse: Se pueden utilizar listas de verificación o actividades en las que los alumnos revisen su propio texto antes de la entrega final
1. ¿Qué opinas en general sobre ello? ¿Qué aspectos o fortalezas deben prevalecer o salvaguardarse en el acto de corregir, de cara a la percepción y recepción del estudiante?
Los “consejos para mejorar la corrección” de Cassany (2006) reflejan una visión constructiva del proceso de aprendizaje, ya que la corrección no debe ser vista como una “obligación”, sino como una oportunidad para aprender.
La fortalezas que deberían prevalecer en el acto de corregir son el respeto a la autonomía del estudiante, el fomento de la confianza sin generar frustración (reforzando los logros) y la claridad en las correcciones. Mientras que, en la percepción del estudiante, debería salvaguardarse que la corrección es una oportunidad de mejora (no un castigo) y que la reflexión también debería hacerse de manera autónoma, es decir, que no dependa únicamente de las correcciones externas, sino que también sea capaz de detectar sus propios errores en el futuro.
2. Indica los números de los que crees de (más) fácil aplicación en el aula.
Los consejos que considero de más fácil aplicación en el aula son: el (1) corrige solo los errores que el alumno pueda aprender; (2) corrige mientras el alumno escribe o mientras tenga fresco lo que ha escrito; (5) negocia con el aprendiz un sistema claro de anotación; (7) deja tiempo en clase para leer y comentar las correcciones; y (8) enseña al alumnado a autocorregirse con guías, pautas, diccionarios y gramáticas.
Por ejemplo, el primer día podríamos aclarar los puntos 5 y 8, mientras que el 1 y el 2 tratan de interacciones directas con el alumnado durante el proceso de escritura; luego, para cumplimentar el 7 podríamos dedicar el final de una sesión.
1. ¿Qué opinas en general sobre ello? ¿Qué aspectos o fortalezas deben prevalecer o salvaguardarse en el acto de corregir, de cara a la percepción y recepción del estudiante?
Las propuestas de Cassany se enfocan en la escritura como un proceso de aprendizaje, donde la corrección es vista como una oportunidad para mejorar (corrige solo los errores que el alumno pueda aprender). La corrección debe ser entendida no solo como una señal de error, sino como una invitación al análisis y reflexión sobre el propio trabajo. En este sentido, uno de los aspectos esenciales es que la retroalimentación permita que el alumno se cuestione y mejore, sin generar un sentimiento de fracaso o rechazo (pide a los alumnos que busquen soluciones y mejoras). Así mismo, creo que la corrección debería presentarse como una herramienta constructiva, que impulse al alumno a mejorar y a involucrarse más en su propio aprendizaje, es decir, que la corrección no sea vista como un castigo, sino como una guía para crecer y progresar en el proceso educativo
.
2.Indica los números de los que crees de (más) fácil aplicación en el aula:
1) Corrige solo los errores que el alumno pueda aprender.
2) Corrige mientras el alumno escribe o mientras tenga fresco lo que ha escrito.
4) Habla con los autores, si es posible, antes de marcar gráficamente el texto.
7) Deja tiempo en clase para leer y comentar las correcciones.
8) Enseña al alumnado a autocorregirse con guiones, pautas, diccionarios, gramáticas.
9) Utiliza la corrección como un recurso didáctico y no como una obligación.
10) Adapta la corrección de cada texto a las necesidades y los intereses de su autor.
Aunque es cierto que algunas pueden llegar a ser más complicadas de aplicar en el aula, creo que son de total importancia.
1. ¿Qué opinas en general sobre ello? ¿Qué aspectos o fortalezas deben prevalecer o salvaguardarse en el acto de corregir, de cara a la percepción y recepción del estudiante?
Las propuestas de Cassany se enfocan en la escritura como un proceso de aprendizaje, donde la corrección es vista como una oportunidad para mejorar (corrige solo los errores que el alumno pueda aprender). La corrección debe ser entendida no solo como una señal de error, sino como una invitación al análisis y reflexión sobre el propio trabajo. En este sentido, uno de los aspectos esenciales es que la retroalimentación permita que el alumno se cuestione y mejore, sin generar un sentimiento de fracaso o rechazo (pide a los alumnos que busquen soluciones y mejoras). Así mismo, creemos que la corrección debería presentarse como una herramienta constructiva, que impulse al alumno a mejorar y a involucrarse más en su propio aprendizaje, es decir, que la corrección no sea vista como un castigo, sino como una guía para crecer y progresar en el proceso educativo.
2.Indica los números de los que crees de (más) fácil aplicación en el aula:
1) Corrige solo los errores que el alumno pueda aprender.
2) Corrige mientras el alumno escribe o mientras tenga fresco lo que ha escrito.
4) Habla con los autores, si es posible, antes de marcar gráficamente el texto.
7) Deja tiempo en clase para leer y comentar las correcciones.
8) Enseña al alumnado a autocorregirse con guiones, pautas, diccionarios, gramáticas.
9) Utiliza la corrección como un recurso didáctico y no como una obligación.
10) Adapta la corrección de cada texto a las necesidades y los intereses de su autor.
Aunque es cierto que algunas pueden llegar a ser más complicadas de aplicar en el aula, creemos que son de total importancia.
Yeray Cabrera López
Me parece un artículo muy interesante el que se propone sobre Cassany relacionado con la corrección. Bajo mi punto de vista, lo que debe prevalecer o privilegiarse a la hora de corregir al alumnado va a depender del objetivo de la tarea planteada. En el caso de que sea una tarea lingüística en la que el alumnado deba realizar un objetivo concreto, ya sea de índole gramatical o relacionado, la corrección debe ir, creo, canalizando y marcando esos errores que creemos importantes para el aprendizaje ideal por parte del alumnado dependiendo de la teoría trabajada en clases (estructuras, tildes, ortografía, etc.). Y creo que es de especial importancia no ser muy duros con el alumnado, sino siempre adoptar una perspectiva constructiva que se le pueda transmitir al alumnado sin alimentar sus miedos.
Si, por el contrario, hablamos de un texto de índole creativa, creo que es de vital importancia que esa corrección sea menos estricta a niveles gramaticales y se centre más en la capacidad creativa del alumnado y en dar pautas para que se sienta libre y sin ataduras al escribir lo que le nace.
Para terminar, diría que los números que veo más fáciles para aplicarlos en el aula serían: 1, 5, 6, 9 y 10. Creo que se pueden llegar a adaptar en un aula hoy en día, con buena estructura y manejo por parte del docente para alcanzar un buen equilibrio.
Publicar un comentario