martes

133. ¿Generación muda?

Tarea - Reflexión Discute, a partir de este recorte (Muy interesante, Preguntas y Respuestas, nº 57), sobre los peligros o riesgos de cara a nuestra praxis docente.

26 comentarios:

Idaira Iria Infante Serrapio dijo...


¿Se debería permitir el uso de teléfonos móviles en el aula? Esa es una de las preguntas que más nos hacemos hoy día ante la invasión de las nuevas tecnologías. Pero yo no me hago esa pregunta, yo me hago una más bien diferente: ¿y por qué no usarlos?

Hoy vivimos en una era donde el teléfono es ya una extensión más de nuestro cuerpo, como el brazo o la pierna. Nos dormimos con él y nos despertamos con él. Es parte ya de nuestra vida desde que nacemos, puesto que nuestros padres lo usan como forma de distracción o una manera de mantener callado al niño durante un momento. Yo aún recuerdo mi primer móvil, solo tenía seis años y solo lo usaba para recibir llamadas de mis padres y jugar al tetris. Aunque bien es cierto que los móviles han evolucionado bastante desde aquella primera vez . Es verdad que puede suponer un peligro en las aulas, porque los niños tienden a distraerse con facilidad y aprovechar el momento para entrar en otro sitio que no sea el que le ha dicho el docente. Sin embargo, con una buena supervisión, el móvil podría ser un uso perfecto como otro más para el aula. ¿Qué mejor manera de mantener la atención y la motivación del alumnado que aprovechar el uso de un instrumento que es parte ya de sus vidas? Se me ocurren multitud de maneras de aprovechar la mayor distracción de un adolescente para convertirlo en una herramienta para aprender, como por ejemplo, hacer un Kahoot para repasar lo dado en clase. Sin duda, el uso del móvil puede ser una herramienta más para el docente.

La mujer de verde dijo...

¡Buenas!

La generación muda coincide con los ciudadanos nativos digitales. Este fenómeno es muy perjudicial para la expresión oral, ya que no solo se prefiere la interacción por el teléfono móvil, sino que encima se deja de lado la llamada telefónica y se pasa casi exclusivamente al lenguaje escrito propio de las redes sociales. Se pierden gestos y miradas, contacto físico, modulación del tono… Todo aquello que caracteriza al lenguaje humano. Ahora somos máquinas que copian y pegan cadenas de mensajes o noticias falsas que avanzan por internet a una velocidad vertiginosa.

Se pierde esa capacidad de comentar el tiempo con el cajero del supermercado o de preguntar al gasolinero por su familia. Por si fuera poco, hasta las calificaciones se reciben por una pantalla. Llegará el día en que los profesores se queden en casa y su profesión se denomine youtubers.

Eva Moreno.

Sonrisas que hacen de ti una mirada perfecta dijo...

Cuando salimos a la calle y, por ejemplo, nos sentamos a tomar algo en una terraza, observamos cómo muchos jóvenes están chateando incluso cuando están rodeados de amigos, o bien nos damos cuenta un día de que no tenemos ningún tema de conversación con alguien porque todo lo que teníamos que hablar ya lo hemos hecho a través del Whatsapp... Efectivamente, nos estamos adentrando en la denominada "generación muda".
El hecho de que la mayor parte de los jóvenes prefiera comunicarse por medio de esta red social supone un problema no solo para los docentes que nos vamos a dedicar a la enseñanza de Lengua Castellana y Literatura, sino también para la propia sociedad en su día a día, tal y como puede comprobarse en las relaciones puesto que, con este medio de comunicación, han aumentado los malententendidos,hasta el punto de que el Whatsapp se ha convertido en una de las causas de ruptura entre parejas. Por otro lado, como ya señala el propio artículo, el no comunicarnos cara a cara implica la pérdida de otros elementos paralingüísticos importantísimos, así como el incremento de las faltas de ortografía, que luego acaban trasladándose, inconscientemente, a los textos formales. Por todas estas razones, tanto los profesores como las familias debemos actuar y tomar medidas al respecto, con el objetivo de fomentar no solo la comunicación en persona, sino también un buen uso de esta red social.

Saludos,

Tatiana

María Auxiliadora Rodríguez Marrero dijo...

Un estudio de la Universidad de Chicago (Ward, Duke, Gneezy y Bos, 2017) se centra en la idea de que el uso del móvil perjudica el funcionamiento cognitivo. Yo, personalmente, considero que los conocimientos que se imparten en cada asignatura deben ser funcionales y promover el desarrollo de habilidades cognitivas. De la otra forma, el aprendizaje consistente en acumular datos, el que no invita a un aprendizaje significativo y no configura de ninguna manera los esquemas mentales del alumno, solo sirve para contestar “preguntas de trivial”. Entonces, ¿realmente para que queremos usar el móvil en las aulas?, ¿para que se entretengan más?, ¿para que ir al instituto sea divertido? Claro que es fundamental que el alumno vaya motivado a clase, porque de no ser así no aprenderá nada, solo aprobará exámenes (Muñoz, 2004). Sin embargo, creo que para motivar a los alumnos, al profesor no le hace falta valerse de dispositivos externos. Lo que le hace falta es empatía y conocer cuáles son sus intereses para adaptar la materia que hay que impartir a ellos.
Además, pienso que los más jóvenes deben desintoxicarse de la exposición continuada a estos dispositivos, y qué mejor que las horas que pasan en el instituto porque su prohibición de uso se puede implantar como una norma de convivencia más. Sobre este tema, recomiendo ver el documental Adictos a las pantallas. En España lo emitió el programa la Noche temática de RTVE, pero puede verse en Youtube.
A los adultos también nos vendría bien pasar unas horas al día sin móvil. Hasta en el trabajo tenemos que usarlo, porque en muchas empresas utilizan aplicaciones como el Teams, que conecta a los trabajadores de su organización. El problema está en que al tener que estar pendientes de estos programas, inevitablemente, estamos atentos a las otras notificaciones de nuestro móvil, lo que nos despista de las tareas laborales y disminuye el rendimiento.
Es importante, también, hablar de la distracción, creo que en algunos niveles de la ESO los alumnos no están tan desarrollados cognitivamente como para hacer un buen uso del móvil en clase, no tienen un sentido de la responsabilidad muy elevado (Oliva, 2007). En la práctica, esto se traduce en que el profesor además de conseguir mantener sosegada una clase de treinta alumnos, también tiene que vigilar el uso que cada uno está haciendo de su dispositivo, asumiendo el rol de “policía”: si estás consultando contenidos inapropiados te abro un parte. Por esto mismo, más que hacer uso del móvil en clase, yo apostaría por explicar cuáles son las buenas prácticas de este, aprovechando las horas de tutoría o de formación.
Otra razón por la que no lo utilizaría el móvil en el aula a estas edades, es la disposición de la familia. Puede que esta no tenga dinero para comprar un móvil a su hijo, o puede que no esté a favor de que su menor de 13 años tenga uno. Podemos crear un conflicto con la familia y, también, podemos fomentar la desigualdad y discriminación del diferente dentro de la clase. Y lo cierto es que existen muchas causas de acoso escolar, como para que los profesores aportemos una más (Cepeda, Pacheco, García y Piraquive, 2008).
Aunque haya mencionado solo desventajas, es muy lógico no querer dar la espalda a las los dispositivos electrónicos, pues las nuevas tecnologías se están imponiendo, así que para solucionar todas las dificultades que he nombrado, propongo hacer un uso dirigido y responsable de los ordenadores o tabletas propios del centro educativo. Una de las ventajas que tienen estos soportes es que el administrador puede restringir el tipo de páginas consultadas.
Para la asignatura de lengua, propongo las siguientes aplicaciones. Son juegos en los que formar palabras y encontrar o corregir faltas:
- Los cazafaltas
- Apalabrados
- Palabra correcta
- Mr. Mouse
- 94 segundos
- Aprender a leer
Muchas gracias.
Un saludo,
María

Vanessa Muñoz Hidalgo dijo...


El continuo desarrollo de las tecnologías digitales e Internet están provocando que la manera de aprender cambie, esto conlleva a que la forma de enseñar también se vea afectada.
A medida que la tecnología avanza la generación de jóvenes se ha visto inmersa en ella, de tal manera que, como bien se ha dicho, sea una generación muda; incapaz de llevar a cabo una comunicación cara a cara. Esto provoca, como mencionamos anteriormente, que tanto la forma de aprender como de enseñar hayan cambiado. El docente de hoy en día debe estar renovando sus herramientas para lograr que el alumnado no pierda las competencias básicas que deben desarrollar a lo largo de la vida estudiantil.
Por lo tanto, el profesor debe fortalecer la práctica docente mediante la utilización de las nuevas tecnologías, teniendo en cuenta que, aunque el conocimiento esté en la red, esta por sí misma no puede guiar al alumnado, es él o ella quien debe acompañar al alumno en el proceso de aprendizaje. Como ejemplos de herramientas que puede utilizar son: páginas web que contienen juegos relacionados con los temas que se tratan de clase y el Kahoot. Si se pretende que el alumnado mejore su expresión oral podemos utilizar la plataforma SoundCloud, puesto que esta permite grabar y publicar grabaciones e insertar comentarios.
Se debe tener en cuenta que se puede sacar partido de los intereses del alumno, adaptándolo de tal manera que sea atractivo para ellos.
Vanessa Muñoz Hidalgo

Anónimo dijo...

Teniendo en cuenta el contenido del artículo, con el que coincido completamente, y el contexto educativo en el que vivimos, donde la atención individualizada en el aula es casi imposible; creo que optaría por no permitir el uso de teléfonos móviles en el aula en pos de una praxis docente exitosa. Sin embargo, sé, por experiencias pasadas, que alentar a un alumno a hacer un buen uso del teléfono móvil puede dar buenos resultados (sobre todo en asignaturas de idiomas, donde una buena formación crítica referente a los traductores y diccionarios online es necesaria para hacer trabajos coherentes); pero esto solo sucede en una situación de supervisión constante y atención personalizada, como en clases particulares. En un aula con 25-30 alumnos sería muy difícil asegurarse de que los teléfonos móviles se están utilizando de forma responsable. Y de cara a los objetivos de Lengua Castellana y Literatura cabe destacar que, si la competencia lingüística cada vez es más deficiente y escasa por culpa de las nuevas tecnologías, nuestra labor va resultar una auténtica hazaña en el mejor de los casos, y un calvario en el peor. Un atentado contra la calidad de la comunicación nos compete directamente como futuros docentes de Lengua Castellana y Literatura.

Un saludo,

Laura O. Varone Negro

David Pereira dijo...

La sociedad en la que estamos acostumbrados a vivir nos ha conducido a un cambio comunicativo jamás visto en toda la historia de la humanidad. Lo que antes era una carta que tardaba meses en llegar a su destinatario, hoy son apenas unos segundos… Ventajas las tiene, pero también debemos centrarnos en los aspectos negativos. Cómo no vamos a ser una generación muda si para hablar con el gestor de «nuestro banco favorito» podemos chatear con él por la aplicación, o si queremos arrendar una vivienda podemos hacerlo virtualmente con la propietaria. Como vemos, la mayor parte de la comunicación de hoy en día se establece de esta manera, no hay más que ver a los cientos y miles de jóvenes -y también adultos- cuando se reúnen: cada uno con sus teléfonos móviles haciendo caso omiso de la persona que tienen al lado, anclados a una pantalla que no genera experiencias humanas. Sin embargo, estamos a tiempo de priorizar ese intercambio verbal mantenido cara a cara porque, como bien dice Ricardo Mitrani en una conferencia TED, la comunicación es el arte de crear momentos.

Enlazo el vídeo por si alguien quiere verlo: https://www.youtube.com/watch?v=M-j1oOBCBYs

Un saludo,
David.

Leticia de Armas dijo...

Buenas tardes.
Tras leer el artículo, me he dado cuenta de que yo soy la primera que prefiere que le hablen por WhatsApp a que la llamen por teléfono. En mi caso, la falta de tiempo y el ritmo de vida que llevo no me permiten disfrutar del lujo de tener una buena conversación con un ser querido. Creo que las nuevas tecnologías nos permiten vivir más rápido y realizar un mayor número de tareas en menos tiempo, pero nos impiden fomentar el desarrollo de las emociones y sensaciones que nos aporta la comunicación oral. Es posible que pensemos que existen conversaciones banales para las que no nos haría falta hablar cara a cara con otra persona, pero si reflexionáramos un poco, nos daríamos cuenta de la riqueza que los gestos, la entonación y las miradas aportan en un discurso.
Por mi parte, pienso que es esencial animar al alumnado a conversar, discutir y dialogar para que recuerden lo importante que es escuchar y ser escuchados. No creo que debamos culpar siempre a las nuevas tecnologías de los errores que cometen nuestros jóvenes, ya que debemos enseñarles que somos los usuarios quienes debemos ser conscientes de las consecuencias que nos puede traer un uso irresponsable de estas herramientas.

Un saludo.
Leticia.

Ylenia Perera Perera dijo...

Buenas tardes.

Es innegable que nos hallamos inmersos en un tiempo donde las tecnologías invaden prácticamente todos nuestros espacios de vida, tanto en el ámbito personal como en el ámbito profesional, por lo que las nuevas generaciones deben aprender a utilizarlas con eficacia y responsabilidad para lograr integrarse en la sociedad actual. En el caso específico del espacio educativo, incluir en el aula una herramienta tan cotidiana como el teléfono móvil puede tener efectos positivos, tales como la búsqueda inmediata de información o el desarrollo de clases más dinámicas, innovadoras y atractivas para el alumno. Además, la integración de esta herramienta puede ofrecer una oportunidad a los docentes para educar a los alumnos en un uso responsable de sus móviles, formación que posiblemente no todos reciban en el ámbito familiar.

Por otro lado, la atención dividida y las posibilidades de iniciar dinámicas de ciberacoso constituyen grandes inconvenientes ante la integración de estas tecnologías en el aula, a los que se suma el surgimiento de preocupantes problemas de adicción al teléfono móvil que se están produciendo en la actualidad. De hecho, se ha creado el neologismo "nomofobia" para aludir al trastorno de ansiedad que se experimenta cuando no se utiliza o se tiene al alcance un teléfono móvil. Teniendo en cuenta esta situación y otros posibles problemas que el constante uso de las tecnologías puede causar en la salud psicológica, pienso que el centro educativo puede constituir, mediante la prohibición de estos dispositivos, uno de los pocos espacios donde los alumnos puedan desconectar del mundo virtual. Si asumimos que, como demuestra un rápido vistazo a nuestro entorno cercano, los alumnos de la ESO usan constantemente el móvil en su tiempo libre, mantenerlos sin esta herramienta durante las horas de clase puede ayudarlos a evitar los problemas de adicción, los malos usos de la tecnología y, sobre todo, a conocer otras actividades y herramientas que les permitan trabajar habilidades que las tecnologías dificultan (por ejemplo, la atención plena). Por este motivo, me posiciono en contra del uso continuado del teléfono móvil en el aula, especialmente en los primeros cursos de Secundaria, lo que no implica que con alumnos de mayor edad y madurez sí pueda ser una buena herramienta de trabajo o que pueda utilizarse en días puntuales mediante actividades concretas. Otra opción podría ser la inclusión de una asignatura semanal dedicada al uso de las tecnologías, lo que podría enseñar a los niños a regular los tiempos de uso del móvil.

En cuanto a los efectos que el móvil puede tener sobre las prácticas comunicativas, es innegable que la extensión de aplicaciones como WhatsApp, Facebook e Instagram han potenciado el uso de la comunicación escrita por encima de la oral. Esta realidad implica que los docentes debemos trabajar más que nunca la oralidad en nuestras aulas, con el fin de que el alumnado aprenda a comunicarse de forma completa y pueda aprender a manejarse en situaciones comunicativas presenciales, lo que supondrá una mejora de sus habilidades sociales e, incluso, de su autoestima.

Saludos.

Laura Gil dijo...

Este artículo plasma perfectamente a qué nos enfrentamos actualmente no solo en la praxis como docente sino en nuestra vida diaria ya que vivimos en la era tecnológica donde cada vez más la comunicación digital adquiere mayor importancia. Estamos ante una generación que cada vez se vuelve más vulnerable, menos sociable y, con pocos dotes de comunicación ya que anteponemos el uso del WhatsApp como medio de comunicación produciendo así cambios en nuestra forma de entablar relaciones sociales presencialmente. Es más, el uso de las nuevas tecnologías como medio de comunicación hace que cada vez se tenga menos respeto por la privacidad de las personas debido al intercambio de fotografías, documentos y detalles personales que podrían quedarse reflejadas durante un largo periodo de tiempo en los dispositivos.
Usar estos dispositivos en las aulas o en los trabajos nos está absorbiendo el tiempo que se necesita para elaborar o desarrollar las tareas previstas prestando toda la atención que requieren.
Definitivamente, el WhatsApp o cualquier otro medio de comunicación digital nos beneficia en muchas ocasiones, pero es cierto que estamos poniendo en riesgo la capacidad humana de ser social, productivo, empático e infinidad de competencias sociales y comunicativas de las que estamos dotados por naturaleza.

Un saludo,

Cirenia García dijo...

Sin duda alguna, estamos en una época donde la tecnología ocupa una gran parte de nuestro día a día, facilitando la vida social y laboral. Son muchas las personas que consideran que el uso de los móviles (o herramientas semejantes) trae muchas ventajas en el ámbito educativo; no obstante, pueden traer consigo también inconvenientes si se usan en exceso.
Si tenemos en cuenta las ventajas en el campo educativo, el buen uso del móvil en las aulas puede ser una buena herramienta para la búsqueda de información y la utilización de aplicaciones didácticas. Por tanto, considero que lo que deberíamos hacer es inculcar ese buen uso y que sean conscientes de sus ventajas e inconvenientes, ya que, la mayoría de los jóvenes de secundaria lo reducen a las redes sociales.
En definitiva, posee muchos beneficios que no deberíamos desaprovechar, pero no debería por ello convertirse en un recurso principal y restringir su uso en las clases con fines educativos. Como hemos comentado anteriormente, los móviles y la tecnología forman parte de nuestra sociedad, por lo que hay que enseñar a saber usarlo correctamente.

Náyade Perera dijo...

Hoy día es casi imposible separar nuestra vida cotidiana del uso del móvil, ya sea para consultar información, hablar con familiares y amigos o visitar redes sociales. Los adolescentes ya han nacido con esta tecnología y no solo la usan a diario, sino que para muchos es su única forma de entretenimiento. Por lo tanto, no podemos pretender que los alumnos se deshagan por completo de este hábito, pero sí podemos aprovechar esos recursos (WhatsApp, YouTube, Instagram, etc.) para captar su atención y trabajar con ellos no solo todo lo referido a la comunicación, sino también para explicar cualquier aspecto sintáctico, gramatical e incluso literario. Si partimos de los temas que a ellos les resultan interesantes es más fácil poder llevarlos a los temas que nos interesan a nosotros.

Iván dijo...

El auge de la tecnología y más concretamente en el ámbito de la comunicación ha aportado innumerables beneficios y comodidades al ser humano, y esto son hechos. Sin embargo, la comodidad y las facilidades en la comunicación llevan aparejadas consigo el posible anquilosamiento de otras habilidades comunicativas: las que tienen que ver con el contacto humano, la oralidad o el lenguaje corporal.

La mensajería instantánea solo exige tres requisitos: saber leer, saber escribir y conocer, de forma más o menos superficial, manejar un smartphone. A partir de estos tres elementos es posible comunicarse de forma casi ilimitada, especialmente en esta época en la que la democratización de la tecnología permite que una significativa parte del mundo tenga acceso a internet y a un terminal compatible con las conocidas aplicaciones de mensajería instantánea.

A priori todo parece un paso adelante en la evolución de la comunicación entre seres humanos, pero ¿cuál es la pega? La pega es que con la mensajería instantánea podemos elegir qué queremos comunicar “exactamente”, puesto que permite tomarse todo el tiempo del mundo para pensar y escribir la información y además tenemos la posibilidad de elegir cuándo ver y responder a los mensajes, poniendo pausa al proceso de comunicación hasta que nos parezca adecuado responder (o no).

El proceso de comunicación cara a cara trae consigo una mayor exigencia en múltiples sentidos. En primer lugar, el tiempo para pensar es más limitado, porque el proceso natural de intervenciones es muy inferior a la mensajería instantánea. Cada interacción entre emisor y receptor, y sus continuos intercambios de roles, dura poco tiempo y, por lo tanto, el tiempo para pensar y generar una respuesta también dura poco tiempo. En segundo lugar, interviene en el proceso toda una serie de elementos ajenos a al lenguaje verbal: el lenguaje no verbal y el paraverbal, que transmiten tanta o más información incluso que verbal. Emplear con sentido y acierto los componentes del lenguaje no verbal y paraverbal para que el proceso de comunicación se lleve a cabo correctamente no es una tarea sencilla, sobre todo ante foros amplios o ante varios interlocutores.

Este tipo de habilidades comunicativas no se explotan en la mensajería instantánea o cualquier tipo de comunicación ajena al “cara a cara”. De momento, las entrevistas laborales o las presentaciones en público no se hacen por WhatsApp, de manera que el hecho de que las nuevas generaciones, nativos digitales, se desenvuelvan con cada vez menos frecuencia en contextos de comunicación oral podría tener un efectivo negativo en su preparación a largo plazo.

Evelyn dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Kimberly Rojas Ramírez dijo...

El contenido tanto visual como textual de este recorte apunta en una clara dirección: la gran dependencia que los dispositivos electrónicos crean en las personas de la sociedad actual. Ello es algo preocupante en tanto que incrementa la producción de mensajes cada vez más cortos que incluso pueden llegar a verse reducidos a meros "emojis", ello se ve también reflejado en la forma de organizar, relacionar y desarrollar las ideas en el pensamiento. En esto reside justamente el peligro de cara a la praxis docente.

Evelyn dijo...

Un estudio elaborado por la agencia de publicidad y redes sociales Adglow basado en estudios externos realizados por el Instituto Nacional de Estadística, la empresa de ciberseguridad McAfee y la Unesco afirma que el 86% de los alumnos usan teléfonos móviles conectados al menos una hora durante las clases, de los cuales el 45% lo utilizan para consultar las redes sociales.

A partir de este estudio toma más fuerza la pregunta que muchos docentes suelen hacerse: ¿Se debería prohibir el uso de los teléfonos móviles dentro de las aulas?

Como ya sabemos el uso del teléfono móvil en el aula, por un lado, tiene su parte positiva, puesto que puede aumentar la motivación del alumno en clase, se puede aprender a hacer un buen uso de la tecnología o, incluso, puede llegar a facilitar la formación de los alumnos. Bajo mi punto de vista se debería prohibir ese uso del móvil en el aula por varias razones:

1. Crea distracción en el alumno y,a consecuencia de ello, un bajo rendimiento académico.

2. Si se utiliza para grabar tanto a profesores como a alumnos y luego colgarlo en las redes sociales está atentando contra la privacidad de las personas e, incluso, en algunos casos, puede llegar a convertirse en material de ciberacoso.

3. Llega a producir adicción en el alumno, es decir, el niño se centra únicamente en estar con su teléfono móvil y, como consecuencia, está la dificultad de relacionarse con los demás compañeros y también la falta de concentración a la hora de atender en clase, de estudiar o de realizar trabajos.

Aunque el teléfono móvil sea una buena idea como herramienta pedagógica y pueda servir de apoyo para el docente, existen muchos otros recursos o metodologías a la hora de impartir una clase o de trabajar con los alumnos en el aula, tales como: libros de textos, fichas, debates o juegos relacionados con la materia. Ahora bien, si por ejemplo el profesor llega un día a clase y se le ocurre la idea de hacer un trabajo de investigación con sus alumnos sobre un tema concreto de la materia que imparte y para ello requiere de internet, en esos casos el centro dispone de un aula de ordenadores en el cual el docente puede tener un poco más de control sobre sus alumnos, ya que esos ordenadores tienen acceso restringido para conectarse a las redes sociales.

Para concluir, les dejo el siguiente artículo de interés "El teléfono móvil como recurso innovador en el aula":

https://www.raco.cat/index.php/DIM/article/viewFile/269850/357378

Jonathan H. dijo...

Buenas tardes:

La tendencia general de estas últimas generaciones de hablar a través de Whatsapp conlleva, ya no solo una disminución de la interacción oral, sino un incremento de la expresión escrita: escribimos más y peor que nunca.

El hablar a través de una aplicación escrita en el que se da una interacción directa dialogada, salvo que un auténtico escritor de teatro en potencia se ponga a hablar a través de las redes, nos va a dar como resultado un lenguaje totalmente coloquial a través de esta aplicación, esto, sumado a las supuestas "correcciones" automáticas que brindan los teclados de los Smartphones, nos da como resultado a personas que escriben una media de 2 horas y media al día pero que, sin embargo, no saben escribir. Más allá de la evidente problemática que tiene la disminución de la expresión oral y que habría que trabajar en el aula de Lengua Castellana y Literatura, sin duda, también debemos tener en cuenta toda esta nueva costumbre de escribir como se habla, cosa que se traslada directamente a las redacciones y formas de expresión de estas generaciones en documentos que no son, o no debieran tener, un lenguaje coloquial. Y no queramos entrar en los aspectos ortográficos para cuidarnos en salud.

En definitiva, se nos presentan nuevas realidades que ya no solo plantean un reto en cuanto a lo complicado que resulta entender a una generación cada vez menos acostumbrada al lenguaje "real", sino que además tenemos que lidiar con un lenguaje escrito cada vez más coloquial, donde se acostumbra a hablar como se escribe y viceversa, y donde las líneas de lo formal y lo que no lo es están muy difuminadas. No es extraño encontrar alumnado universitario actual incapaz de escribir un correo electrónico a un profesor sin que parezca que está anunciado los ducados del nuevo noble de Villahuerta o al contrario, que guarda una estrecha relación de hace años con el profesor de turno. Por tanto, se antoja necesaria e incluso vital la intervención desde nuestra materia con un incremento de la interacción oral y un especial énfasis en que el alumnado sea capaz de tener más registros lingüísticos porque, cuanto más registros maneja un hablante, mejor hablante de esa lengua será.

María del Rocío Silva dijo...

Relacionando este artículo con la praxis docente, personalmente, no permitiría el uso del teléfono móvil en clase, ni en todo el centro escolar. Ésta norma la emplearía tanto para alumnos como docentes. Existen numerosos empleos en los que está prohibido el uso de móviles durante la jornada laboral, y creo que los profesores deberían de seguir esta norma. Predicar, en cierto modo, con el ejemplo, ya que, prohibír su uso a los alumnos y ver al profesor usando el móvil durante un examen no me parece correcto.

En el caso de los alumnos, actualmente es tal la adicción a los móviles que, incluso de forma involuntaria, el adolescente estará revisando su teléfono cada poco tiempo, lo cual se convierte en una distracción. Esta prohibición de traer el móvil al instituto les beneficiaría también en la necesidad de emplear la lengua oral e interactuar con sus compañeros, evitando la comunicación a través de mensajes de texto.

A.G.P. dijo...

El cambio de paradigma y el miedo a lo desconocido son una constante natural en nuestra relación con el entorno y la sociedad. En su momento el periódico se señaló como un elemento disruptor que haría que nadie hablara en el transporte público, el libro mataría a la transmisión oral de relatos clavando el alma de las palabras con alfileres de tinta en una página e internet estaba abocado a sumirnos en un caos inmoral.

Personalmente, creo que más allá de necesitar un refuerzo en la expresión oral y motivar la comprensión de sus emociones (que tampoco era algo que se viniera haciendo hasta hace relativamente poco), los nuevos alumnos no se verán afectados por esta nueva realidad.

Un saludo,
Alfredo

BGL dijo...

Según Catherine L´ecuyer los dispositivos son altamente adictivos porque utilizan un círculo de recompensa a través de la dopamina y lo que ocurre ante la pantalla es que la templanza, la fortaleza se pierden y no se trabaja la atención sostenida sino fascinación, la actitud activa del que formula preguntas y respuestas, el que está a la expectativa sin filtros y prejuicios se pierde con los teléfonos móviles. La fascinación es una emoción pasiva ante estímulos novedosos. La crisis educativa es una crisis de atención y los efectos de exponerse mucho tiempo ante las pantallas con estudios citados por las principales asociaciones pediátricas, asocian la exposición a la pantalla con adicciones, inatención, disminución en el vocabulario e impulsividad entre otras cosas, por eso, en el 2010 la asociación canadiense pediátrica recomendó menos de una hora al día para niños pequeños. Esas recomendaciones no son educativas, sino de sanidad pública de los chicos en general y rompe con muchos mitos tecnológicos diciendo "Ningún estudio apoya la introducción de las tecnologías en la infancia" Imaginemos las repercusiones con los adolescentes que están tan expuestos. No se trata de prohibir por prohibir, sino de dar alternativas excelentes, porque los niños aprenden de la interacción con los otros; La creatividad, escuchar un secreto y guardarlo, planificar un trabajo, todas las actividades que ayudan a desarrollar la memoria de trabajo y la atención, desarrollar virtudes como la templanza que son cualidades, que permiten asociarlas y utilizarlas para un uso responsable de la tecnología. Dice Catherine que la mejor recomendación para un uso responsable de la tecnología es el uso offline para aprender a usar el mundo online y creo que en ese sentido, estudiar sus propuestas será muy importante para el desarrollo del docente en las aulas.

Désirée dijo...

¿Qué consideración debemos hacer sobre estos datos? ¿Realmente la juventud actual no se comunica oralmente? Una de las cosas más relevantes que considero que hay que tener en cuenta es la versatilidad de la mensajería móvil en estos momentos. Casi todos te permiten la posibilidad de hacer una vídeollamada gratuita a cualquier parte del mundo de manera gratuita y mensajes de audio. No tendremos en cuenta este posible matiz sobre la estadística, porque no resulta el foco más interesante de la discusión.

Desde una perspectiva más personal, opino que el lenguaje no verbal y la empatía se asocian a un sin fin de factores que han estado con nosotros desde el principio de los tiempos y no han sido puestos en perspectiva hasta ahora, como son el trato a personas con personas con discapacidad y tantos otros movimientos sociales que han sido más accesibles gracias a las redes sociales. ¿Cuántas veces hemos escuchado que una persona con autismo no sabe empatizar cuando en realidad lo que no sabe es interpretar y comunicar de manera no verbal? Asimismo, existen miles de tutoriales sobre la comunicación no-verbal de maneras muy simplistas y accesibles que incluso pueden ser un material interesante para el aula.

En cuanto a nuestra práctica docente, considero que urge más plantearnos cómo enseñar al alumnado las diferencia tanto verbales como no verbales en los diferentes contextos sociales, en especial los formales, para potenciar su capacidad de adaptación (y también para prepararlos para la vida laboral).

Por último, he observado como la juventud de hoy en día es muchísimo más abierta a comunicarse con otras personas. Momentos tan emocionantes como el de celebra el cumpleaños de un familiar que está solo en otro país . El foco principal de la cuestión está en qué consideran importante, qué quieren comunicar y a quiénes y, sobre todo, qué les comunican y quiénes y con qué intenciones.

Laura Navarro dijo...

¡Buenos días!

Solo con ver la imagen del artículo, nos damos cuenta de que así vemos a todas las personas que nos encontramos durante el día. Por tanto, efectivamente, los móviles ya forman parte del ser humano y esto es una realidad que no podemos evitar o contrarrestar con ningún tipo de proyecto de prevención. Estos aparatos se han convertido en nuestro medio de comunicación vital, en nuestra herramienta de trabajo e incluso en nuestro despertador por las mañanas. Por tanto, estimo que los docentes no debemos luchar contra esta realidad, sino aprovecharla para que también se convierta en una herramienta de estudio para los alumnos. Considero que tenemos que enfocar nuestra práctica docente hacia las TIC y, dentro de ellas, hacia los teléfonos móviles.
Por otro lado, sí es cierto que la mayoría (y me incluyo) preferimos mandar un mensaje antes de hablar por teléfono. Esto puede ser porque si usamos la aplicación WhatsApp podemos hablar con distintas personas a la vez que estamos viendo la tele, caminado por la calle o comiendo. Y también nos da un poco más de intimidad porque si estamos reunidos, el resto no se entera de la conversación. Es cierto que mandar mensajes tiene muchas ventajas, pero con eso se pierden muchas cosas como intuir cómo está la otra persona tan solo escuchando su voz, evitar malentendidos y, sobre todo, practicar la comunicación oral. La generación muda, en general, se suele explicar mejor por escrito que oralmente y eso es una realidad que se debe erradicar, lo que no quiere decir que, como ya mencioné, tengamos que ser enemigos de los teléfonos móviles.

Un saludo,

Laura Navarro

Noelia Rodríguez dijo...

Actualmente, la redes sociales forman parte de nuestro día a día y es inevitable que los adolescente no solo las utilicen, sino que, además, tengan cierta adicción. La escritura no se queda indiferente en este mundo virtual, ya que ha sufrido y sufre constantemente un mal uso y modificaciones.

Las personas, cada vez más, se acostumbran a escribir xk en lugar de porque, omiten comas, tildes y puntos, e incluso se redactan las oraciones lo más brevemente posible y los errores no se tienen en cuenta mientras se entienda lo que se quiere comunicar. Se podría decir que en algunos aspectos se produce un deterioro de la escritura y la correcta expresión a favor de la brevedad y la inmediatez. Por un lado, la economía lingüística se manifiesta de una forma muy interesante, como podría ser, por ejemplo, plc (por la cara), vl (vale) o bb (bebé), sin embargo, esto no debería de ir más allá de la escritura fuera de las redes sociales. Por otro lado, el alumnado de Secundaria y de Bachillerato tiene una gran facilidad para ser influenciado e imitar malos modelos. Al no haber, no solo en las redes sociales, sino en internet en general, una buena redacción y una buena escritura, es normal que se acostumbren a imitarlos y redacten mal las oraciones, especialmente aquellas que sean más extensas o que impliquen una unión de diversas ideas, o que no recuerden escribir las tildes. Será cada vez más difícil para ellos redactar bien porque cada vez es menos usual para ellos leer y redactar oraciones, párrafos y textos correctamente elaborados.

Se podría decir que, además, hay un entorpecimiento en su capacidad de leer, entender y seleccionar las ideas más relevantes de lo leído, ya que en el mundo virtual con varios "clics" ya tienen a su disposición muchísima información. Se promueve una tendencia basada en buscar información rápidamente, leerla por encima, copiar, pegar un Word y tener ya un trabajo realizado. Otro aspecto que hay que tener en cuenta es que puede aumentar la dificultad de expresión verbal, ya que se acostumbran a expresarse a través de un teclado y no oralmente, el primero te permite pensar en lo que escribes y enviar, en el segundo la comunicación es más inmediata aún y, sin querer, pueden adquirir ciertos impedimentos para ello. Por no mencionar que es más fácil ocultarse tras una pantalla que enfrentarse a la timidez que puede producir hablar cara a cara.

Por último, algo a destacar es que el ejercicio de escribir manualmente es cada vez más innovador, ya que están acostumbrados a escribir con un teclado y, al descuidar la escritura en los folios, esta destreza cada vez les cuesta más.

A pesar de estos riesgos, como se dijo al principio, las redes sociales ya forman parte de nuestras vidas y, por lo tanto, se deben aceptar las posibilidades de hallar estos posibles problemas y trabajarlos constantemente en clase para que los superen.

Anónimo dijo...

Laura Álvarez dice:
En los tiempos que corren ya sea por la falta de tiempo o el ritmo de vida que tenemos, conseguir el tiempo disponible para poder disfrutar de una conversación tranquila con alguien cercano se ha vuelto un privilegio que pocos pueden disponer.

Tras la lectura de este artículo, podemos apreciar que las tecnologías nos han invadido en todos los sentidos y ámbitos. Muchas veces esta invasión es buena, ya que podemos contactar con todo el mundo de una manera más sencilla y rápida, obtener información de manera más eficaz y mil opciones más. Por otro lado, como bien dice el texto, llega a ser negativo a la hora de la comunicación y las relaciones con otras personas de manera física. Perdemos las habilidades sociales y comunicativas.

Llevando esta situación a nuestro campo, las aulas, los profesores, debemos utilizar estas tecnologías a nuestro favor. Supone un gran reto, ya que debemos controlar el uso responsable de estas tecnologías para conseguir resultados positivos. Debemos buscar el equilibrio en el trabajo mano a mano con esta tecnología para trabajar reforzando las habilidades sociales, comunicativas y expresivas. Se trata de convertirlas de nuestro enemigo a nuestra herramienta de aprendizaje lingüístico.

Juany dijo...

¡Buenas observaciones!
Aunque la tendencia en los comentarios ha sido escorar la reflexión hacia el uso, legítimo o no, del móvil en el aula, se pretendía igualmente que hablasen de los riesgos de la pérdida del "entrenamiento" oral. Algunos de ustedes sí ha explicitado este aspecto.
Nada suple el cara a cara y, por ejemplo y paradójicamente, el "éxito" de los emojis es, precisamente, el recordarnos cuán necesario es conocer la expresión facial de los interlocutores...
Saludos,Juany

Macarena dijo...

Como educadores debemos enseñar a los alumnos las ventajas de una correcta expresión oral. Hoy en día la comunicación a través de plataformas digitales adquiere cada vez mas fuerza, nosotros como profesores tenemos que adaptarnos a ello y utilizarlo como herramienta para nuestro beneficio y el de nuestro alumnado. Por ejemplo, haciendo uso de las aplicaciones que tenemos hoy a la venta en el mercado como TikTok o Instagram, podemos animar a los alumnos a que desarrollen su creatividad al mismo tiempo que mejoran sus aptitudes en la expresión oral.