Tradicionalmente
han sido empleadas en el aula determinadas tipologías textuales. El
apunte entregado en el dossier nos recuerda la necesidad de incluir
otras en atención a las directrices del currículo y, especialmente, a
las necesidades comunicativas reales que el alumnado va a tener a lo
largo de todo su proceso de vida y de aprendizaje.
Tras el debate general en el aula, anota aquí alguna reflexión individual. ¿Cómo fue tu experiencia educativa en cuanto a la inclusión o no de variedad de textos en la práctica escolar cotidiana? ¿Establecerías un "canon" de textos? ¿Cuáles quedarían desfasadas? ¿Qué prácticas textuales no figuran en el apunte?
15 comentarios:
Las tipologías textuales son herramientas relevantes no solo en la dinámica del aula, sino también en la formación del alumnado, en definitiva, en el proceso enseñanza-aprendizaje, puesto que todos los estudiantes deben conocer para su futuro las fórmulas pertinentes con el objetivo de desenvolverse a nivel escrito. Por tanto, es conveniente abarcar el mayor número de tipologías textuales posibles. Sin embargo, no en todos los centros cumplen las exigencias del currículo en cuanto a este apartado de contenidos ligado a la competencia comunicativa.
Afortunadamente, en mi experiencia personal escolar, recuerdo haber trabajado bastantes tipologías textuales, aunque no todas ellas. Desde el artículo periodístico hasta la elaboración de una carta o el ensayo, pasando a su vez por la creación literaria, los docentes que fueron mis referentes de la asignatura Lengua y Literatura profundizaron en la elaboración de los textos escritos mencionados. En los cursos más bajos, recuerdo la presencia del formato epistolario. Por otro lado, en los cursos más altos, la asignatura de Filosofía favoreció la creación argumentativa de los ensayos, orientados hacia reflexiones más trascendentes, pero con las humildes opiniones de alumnos de Bachillerato; mientras que la materia de Lengua y Literatura aprovechó la faceta creativa del alumnado con el fin de conocer el artículo periodístico a través de la figura de Larra y sus artículos de costumbre y la creación literaria con la elaboración de relatos (narrativos, descriptivos…) y poemas. Asimismo, se completaba la formación con textos expositivos, aunque tenían mayor presencia oral.
Para todo ello, considero oportuno formar un canon de textos como ejemplificación de las distintas tipologías. No se pueden poner a los alumnos ejemplos que no tengan un peso cualitativo a no ser que sea para ejemplificar lo que no se debe hacer. No obstante, opino que no debería ser un canon rígido, sino que disponga de la suficiente flexibilidad como para que cada profesor escoja a partir de su propio criterio y responsabilidad, pero dentro de la calidad textual. El canon es útil sobre todo cuando se pretende construir textos creativos literarios. Los referentes deben siempre disponer de calidad. De este modo se conseguirá que los alumnos tengan el mejor modelo desde el principio para cumplir con la elaboración de cada tipología textual.
No considero que ninguna tipología textual haya quedado desfasada. Todos los escritos siguen siendo relevantes. Sin embargo, lo que ofrece prioridad a uno u otro escrito es su grado de aparición en la vida real. Principalmente depende del contexto. En un colegio no va a haber la misma cantidad de circulares que de advertencias o comunicados. Asimismo, el interés de los alumnos también va a condicionar el aprendizaje prioritario de uno u otro texto. En las edades tempranas, potenciar la imaginación es algo que motiva a los estudiantes. Consecuentemente, la redacción de textos creativos debería ser fundamental, independientemente de la calidad literaria de esos escritos, pero siempre teniendo presente la correcta redacción de los mismos. Finalmente, en cuanto a los textos que no aparecen en el apunte, estas prácticas textuales que no figuran pueden ser, por ejemplo, el artículo periodístico, el texto creativo poético, el diálogo o el monólogo.
Jorge Romeu Monserrat
Personalmente y haciendo memoria, no recuerdo haber dado explícitamente la tipología textual a nivel significativo y útil para nuestra vida cotidiana, sino más bien para el análisis e identificación. No recuerdo gran insistencia a la hora de la creación de los diferentes tipos.
Ahora bien, en cuanto al “canon” de textos sugería una ampliación, o mejor dicho, una modificación porque quizás habría que reducir algunos para dar entrada a algunos más relevantes para el futuro ciudadano.
Nos faltarían textos tan importantes como la instancia para una beca o una solicitud para cursar algún curso determinado. Del mismo modo, podríamos hablar de textos relacionados con las reservas de hoteles, pues es un tipo de texto (siempre digital) que será habitual. Asimismo, el formulario que hay que rellenar para la compra por internet, como la información que hay que manejar para hacer referencia a la tarjeta bancaria y su posible reclamación.
Se trata de buscar textos que se relacionen con la vida cotidiana para crear ciudadanos competentes que sepan defenderse a la hora de manejar cualquier situación. El estudiante realmente utilizará todas las tipologías textuales en el ámbito académico y en su vida cotidiana; entonces, habrá que prepararlo para superar las pruebas referentes a esta tipología textual, pero hacer hincapié también en aquellos más útiles para la vida cotidiana.
Estefanía Gil Almeida
Considero que el conocimiento de los diferentes tipos de textos es fundamental para cualquier persona. En nuestra vida nos enfrentamos a situaciones muy diversas, y en gran parte de las ocasiones no sabemos cómo redactar por escrito nuestras voluntades.
Ésto enlaza con mi experiencia escolar. Cuando estaba en el instituto, mis profesores estaban muy centrados en los textos descriptivos, poéticos, narrativos y expositivos. Puedo decir que en muy pocas ocasiones trabajamos los textos argumentativos, los instructivos, los cuentos o la prensa más allá de establecer las partes de cada uno de ellos. Nos ceñíamos en demasía al libro de texto y lo que ellos proponían. De esta manera, nunca vimos cómo preparar una instancia, una carta de reclamación o un texto periodístico; mucho menos cómo expresar nuestra opinión sobre un tema hasta Bachillerato.
Desde mi humilde opinión, debemos intentar incorporar un canon que trabaje la amplia tipología textual que existe y no sólo las propuestas de los manuales. El periódico es un documento cotidiano de los alumnos y ellos mismos no saben cómo destriparlo o las partes del texto periodístico. Sin duda es interesante saber las características de una descripción, pero también debemos centrarnos en otros documentos que están a la orden del día.
Es esencial que los alumnos sepan diferenciar entre un tipo de texto y otro para así poder escribir de un modo más eficaz y acorde a las circunstancias.
Como se ha dicho en clase, las tipologías textuales que se enseñan actualmente en las aulas son tratadas de forma selectiva. Se dejan a un lado varias tipologías que son más útiles para la vida cotidiana de los alumnos.
En mi experiencia como alumna de secundaria, coincido con la misma línea ya que, si no recuerdo mal, sólo estudié de forma relevante cuatro tipologías: descripción, argumentación, narración y exposición. Además, el estudio de los textos era muy específico, es decir, nos centrábamos en analizar uno en concreto simplemente determinando a qué tipología pertenecía y explicando de forma superficial los argumentos de la clasificación. No establecíamos relaciones para llegar a un pensamiento crítico ni los textos eran significativos al no estar relacionados con nuestro entorno.
En cuanto a la idea de establecer un “canon”, creo que sería beneficioso establecerlo siempre y cuando abarque una clasificación amplia, que incluya no todas las tipologías textuales existentes ya que sería complicado, pero sí una cantidad mayor de la que se maneja actualmente. Además, en ese “canon” debería darse más importancia (sin desprestigiar ninguno) a los textos que conectan con la realidad de los alumnos. De este modo, pienso que en el aula se deberían trabajar textos como un contrato de alquiler, notas y avisos (formales e informales) o comentarios en foros; y especialmente textos relacionados con trámites académicos como la reclamación de una beca, la solicitud de un cambio de grupo o una carta de motivación, ya que les servirán en su progreso.
En resumen, además de los textos que todos hemos visto en el aula y que pertenecen más a un ámbito académico o literario, es imprescindible que los alumnos trabajen textos que se van a encontrar o que van a tener que producir es sus vidas reales, para que así sepan defenderse como ciudadanos competentes.
Personalmente consideré los ejemplos de tipología textual adecuados, pero insuficientes. El ejercicio ponía ante nosotros un amplio abanico de textos relacionados con la información, pero eché de menos textos de ámbito literario, periodístico y publicitario. Por supuesto esto puede deberse a que el lenguaje publicitario y periodístico tienen una amplia presencia en el curriculum de bachillerato ( y el literario incluyo ya desde primaria), pero considero que no es erróneo darle a los alumnos unas pinceladas de sus características más definitorias y su objetivo. También hubiera considerado positiva la ejemplificación de determinados tipologías textuales extraídas de páginas web. ( Esto supondría una ocasión inmejorable para relacionar la realidad física con la realidad “virtual”). A día de hoy no considero ninguna de las tipologías desfasadas en cuanto a que se den en un formato físico pues la frecuencia de su uso depende del contexto en que uno mismo se mueva aunque bien es cierta que muchas han sido desplazadas por sus homólogos virtuales.
Considero que actualmente el curricumulum para secundaria debería incluir ( junto a las ya mencionadas en el párrafo anterior: emails, whatsapp, sms, twiter y entradas de blog. Estas tipologías textuales podrían tratarse de forma interdisciplinar junto a la asignatura de Informática.
Durante mi experiencia como alumno no recuerdo que los profesores hicieran hincapié en el reconocimiento de apología textual en mi etapa en educación primaria o eso, aunque hubiera sido una experiencia valiosa para el alumnado fuera de las aulas, máxime cando hay tipologías textuales tan hermanadas que a día de hoy como docentes puede entrañarnos cierta dificultad el separarlas.
Las tipologías textuales son fundamentales, es por ello que debemos conocerlas porque a diario nos encontramos con diferentes textos.
Como comentamos en clase, estas tipologías suelen llegar al aula de forma reducida, pues se seleccionan y no se enseñan en su totalidad.
En cuanto a mi experiencia, no recuerdo ver más allá de un texto narrativo, argumentativo o expositivo. Por lo general, nos daban la teoría de cada uno de ellos, pero no solíamos trabajar con textos de otras tipologías como la instrucción o conversacional.
Es por ello, que creo que ninguna tipología textual está desfasada, todas son necesarias.
Por otro lado, en cuanto a la ampliación del canon, creo que podría ser interesante incorporar en el aula textos que sean mucho más frecuentes y cercanos a la realidad del alumno; como instancias, solicitudes, reclamaciones, etc. y hacerles trabajar con textos periodísticos, artículos de opinión, etc.
Porque así, desarrollarán la escritura apropiada a cada necesidad.
Es necesario que el alumnado conozca la variedad de tipologías textuales, para que, a su vez, sepa que no todos se organizan de la misma manera. De este modo, podrán reconocer si se encuentran ante un texto descriptivo, narrativo, expositivo, argumentativo, instructivo, etc., y, así, podrá hacerle frente sin ningún problema.
Respecto a mi experiencia, trabajé una parte importante de las tipologías textuales, pero no me explicaron cómo se debía hacer una instancia, cuál es la organización de un texto instructivo o cómo escribir una carta.
Por otra parte, no creo que ningún tipo de texto quede desfasado. Todas las tipologías textuales son necesarias, pese a que el uso de todos ellos no sea común en el día a día. Es por esto, por lo que el profesorado debe trabajar con todos los tipos de textos y, a ser posible, hacer hincapié en aquellos que el alumno vaya a utilizar más en su vida cotidiana.
¡Buenas tardes a todos!
Considero también que el conocimiento y el manejo de varias tipologías textuales debe ser un aspecto fundamental en la enseñanza. Como decíamos, no solo porque el propio currículo educativo lo exija, sino porque las situaciones comunicativas reales en las que se verá el alumno requerirán ese conocimiento.
Personalmente, mi formación en secundaria también se limitó a las tres tipologías básicas: narración, descripción y exposición; ya en bachillerato, se introducía el texto argumentativo con motivo del examen de PAU. Con todo, sigue siendo un esquema bastante escueto y poco productivo en cuanto a la utilidad real de esos modelos.
El apunte que comentábamos en clase puede ser ya una base para tomar referencias, pues se incluyen tipos de texto que normalmente no suelen trabajarse en el aula (avisos, comunicados, invitaciones, notas de recomendación, instrucciones, notas de agradecimiento, etc.). Igualmente, sería conveniente trabajar el modelo de reclamación, de solicitudes en el ámbito formal o la carta de presentación, muy útil de cara al contexto laboral.
Saludos.
Hola a todos:
Considero imprescindible en la enseñanza de la lengua dedicar un amplio espacio al aprendizaje de las diversas tipologías textuales que el alumno encontrará a lo largo de su vida, y sobre todo a aquellas que tendrá que utilizar de forma recurrente: solicitudes, cartas, reclamaciones, textos académicos, curriculum vitae, etc y sus distintas variantes. Desafortunadamente, no todas ellas se incluyen en la programación de aula.
Durante mi educación secundaria y bachillerato el estudio de las tipologías textuales se reducía a la narración, descripción, argumentación, explicación y exposición de ideas. Por lo tanto, creo que establecer un canon con la mayor cantidad de tipologías posibles sería de mucha utilidad para el alumnado, pues podría tomar esos textos como modelos para crear los suyos propios, cuando lo necesite.
Por otra parte, pienso que no existen tipologías desfasadas, pues aunque algunas no se utilicen cotidianamente, debemos conocerlas para poder identificarlas cuando las hallemos.
Saludos.
Buenas tardes, compañeros:
Como ya vimos en clase, la materia de Lengua ha limitado la enseñanza de los textos escritos a modelos muy concretos que, precisamente, no son los que más utilizamos en nuestra vida cotidiana. Durante mi formación en ESO y Bachillerato trabajamos, principalmente, los artículos periodísticos para ver la argumentación, los diferentes tipos de texto literario (texto dramático, narrativo, lírico), así como los textos expositivos. Que yo recuerde, nunca vimos en clase los textos de uso cotidiano como pueden ser los instructivos, las circulares o publicitarios, entre otros.
Sería interesante establecer un “canon” de textos organizado por cursos para intentar trabajarlos todos. Considero que no es necesario omitir ningún modelo textual, sino incrementar la tipología dosificándola en función de la madurez del alumno. De esta forma, cuando el estudiante culmine sus estudios será capaz de desenvolverse en cualquier contexto de escritura.
Saludos,
Cinthia.
Si miro al pasado, recuerdo que durante mi formación en la etapa de Secundaria la práctica de la expresión escrita aparecía de forma espontánea, como un mero apoyo de las exposiciones teóricas de los profesores, como era el caso de la toma de apuntes. Por otro lado, las escasas veces que se nos encomendaba una tarea de producción escrita, esta consistía en un comentario guiado o en una redacción.
En el aula la redacción era la actividad dominante, en lo que a la práctica de la expresión escrita se refiere. Los profesores nos marcaban alguna que otra redacción con la finalidad de practicar los contenidos gramaticales estudiados y de que infiriéramos los diferentes tipos de texto existentes, sin proporcionarnos ni siquiera el modelo que debíamos imitar. Para mí, la tara de redactar suponía un problema desde el punto de vista de que nunca sabía qué estructura debía seguir ni en qué recursos me debía apoyar para producirlos correctamente, por lo que tendía siempre a escribir textos de estructura similar.
Por otro lado, recuerdo también sufrir ese famoso pánico a la página en blanco por no saber de qué forma podía abordar la composición de un texto, pues nunca se nos facilitaron unas estrategias de producción de textos que pudiéramos aplicar durante el proceso de comprensión, las cuales habrían sido de gran ayuda.
En lo que respecta a los tipos de textos que se deberían trabajar en el aula, es cierto que tenemos un currículo que nos impone los textos que se deben trabajar con el alumnado, pero se podría intentar trabajar la expresión escrita desde un punto de vista creativo con el objeto de fomentar la imaginación en el aula, teniendo siempre presentes las estrategias.
Rita
¡Hola a todos!
Personalmente no tengo un gran recuerdo de trabajar diferentes tipologías textuales en la asignatura de lengua castellana y literatura. Dimos los textos periodísticos a lo largo de toda la secundaria y bachillerato y, en alguna ocasión, pudimos trabajar las características de la carta ordinaria.
En cambio, en las asignaturas de lenguas extranjeras inglés y francés cada año nos enseñaban diferentes tipos de texto, como la publicidad, la carta, el email, la prohibición, etc. Nos daban las pautas, expresiones y características propias de estos tipos de textos y a partir de ahí nosotros desarrollábamos nuestro propio ejemplo siguiendo el modelo.
Tenemos que tener en cuenta que las características de las tipologías textuales varían dependiendo del idioma y la cultura. Por esta razón, considero que tienen que impartirse en todas las asignaturas posibles para así aprender las diferentes variantes y, sobre todo, en la materia de tu lengua materna.
Asimismo, hay tipologías textuales que no me han enseñado en ninguna ocasión (reclamación, una instancia, una carta de condolencias, etc.), por esta razón, he tenido que buscar por mi cuenta las expresiones y características que las representan y, desde mi punto de vista, son muy necesarias.
Sara
En mi opinión, es cierto que en el aula no se trabajan las tipologías textuales que más se adaptan a las necesidades de los estudiantes. De esta forma, textos en contacto directo con el alumno en el día a día y que podrían ser útiles para este, como instrucciones, avisos, notas o invitaciones, no tienen hueco en el aula.
Durante mi educación secundaria, solo trabajamos tipologías textuales clásicas como la argumentación, la exposición, la descripción o el diálogo. No tuvimos la oportunidad de conocer otros textos de uso cotidiano. Por ello, considero que sería conveniente actualizar el canon de textos a las necesidades actuales. Teniendo en cuenta que el lenguaje evoluciona tal y como lo hace la sociedad, el currículo debería reconocer este progreso y adaptarse.
El dossier de la asignatura recoge algunos de estos textos cotidianos (notas, avisos, invitaciones, comunicados o instrucciones). Además, podríamos añadir otros textos propios de la era digital a la que pertenecemos, como el correo electrónico o el mensaje de texto del teléfono móvil. Por otro lado, también podríamos trabajar el lenguaje multimodal que tanto caracteriza a los dispositivos electrónicos que los alumnos utilizan a diario.
¡Hola a todos!
Las tipologías textuales son fundamentales, no solo porque se trate de un contenido del currículo, sino porque es necesario conocerlas para poder desenvolverte en las distintas situaciones comunicativas que se vayan dando.
Es cierto, que muchas veces a la hora de enseñar este contenido se limitan a explicar solo algunas de las tipologías, como por ejemplo la narrativa, la descriptiva, y dejan de lado otras que son muy importantes también, pues es conveniente que un alumno sepa cómo se redacta una carta de recomendación, una invitación, unas instrucciones, entre otros. Por ello, el apunte sobre las tipologías textuales que nos facilitó la profesora es muy útil de cara a la labor docente.
En cuanto a mi experiencia en la ESO, solo trabajé las tipologías de la descripción y la narración hasta que llegué a segundo de Bachillerato donde trabajamos la exposición y la argumentación, puesto que se aproximaba la PAU.
Está claro, como bien apuntan, que el acomodo al contexto actual es necesario y que, al mismo tiempo, oportunidades para encotrarse con toda las tipologías hay en el desarrollo de su formación y a lo largo de toda su vida... Es tambiém responsabilidad de la escuela contribuir a esa mejor socialización "instruyendo" en la práctica de todo tipo de textos esenciales para la vida...Abrazos, Juany
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