Localiza este recorte de "material auténtico" en el Dosier del Módulo III.
Esta dinámica es toda una excusa motivadora y creativa para repasar en el aula cuestiones básicas de morfosintaxis
(conceptos de sintagma, núcleo, transitividad, concordancia de género y
número...).
A partir de este material auténtico (relato hiperbreve) que parece "invitar" a crear una historia personal (desde la selección o el desecho), proponemos que el estudiante (Tarea) construya su propia historia.
Para ello elegirá entre las alternativas que se le presentan -en el propio texto- de sujeto o
actantes, verbos o acciones, complementos... pero conservando y respetando intacto el final: y así se volvió tierra... ¿Se atreven? Se trata de elegir y de tachar para reconstruir el relato...
Es, además, una
oportunidad para repasar las propiedades textuales
(coherencia, cohesión, adecuación) ¿Se cumplen? ¿Se acerca a los nonsense? ¿Ecos de Cortázar, de Gómez de la Serna?
10 comentarios:
Sí, nos hemos atrevido y he aquí el resultado. El siguiente relato fue compuesto entre Luis Britto García, CARMEN GRANADO MELIÁN y SERGIO BENÍTEZ MARTÍN. Dejamos, a continuación, nuestra creación:
Una mañana, el niño que estaba enamorado, sintió las primeras punzadas multiplicadoras de la transfiguración. Fundió la piedra y con ella atacó el banco, para después, con el dedo, encresparlos en el bosque, y así, se volvió tierra.
De las tres propiedades textuales, quizá la que más se cumple es la cohesión. Sin embargo, para la coherencia y la adecuación tendríamos que situarnos en un nivel literario. La literatura sí puede llenar de sentido nuestro relato. Es ahí donde cuestiones de la lengua trasciende sus propias normas. ¿Acaso no llueven nuestras lágrimas en un poema o nievan las emociones en un relato? Así, los verbos tradicionalmente “impersonales” o “unipersonales” se convierte en personales. Con todo, sin ánimos de acercarnos a Gómez de Serna o a Cortázar, podemos ver cómo se acerca el relato a la “nonsense”, reiterando que el sin sentido no exige la ausencia de comunicabilidad y de capacidad literaria.
Mi historia, creada a partir del relato de Luis Britto García, es la siguiente:
Una mañana el anciano que estaba enamorado sintió las primeras punzadas precursoras de la helada. Talló la piedra y con ella pulverizó el tiempo, para después con el pie omitirlo en el día, y así se volvió tierra.
En este caso, el relato no tiene coherencia, pero es adecuado y está bien cohesionado, por lo que podría acercarse a los llamados “nonsense”, llegando a parecerse a las famosas greguerías de Gómez de la Serna. Sin embargo, en este relato específico el hecho de que no tenga sentido le da un toque poético.
La historia que hemos construido María Déniz y yo, María Pérez, es la siguiente:
Una mañana el niño que estaba enamorado sintió las primeras punzadas de las reminiscencias creadoras de la inundación de la cosecha. Pensó que en aquel mundo todo podía cambiar cuando la mirada lo atraía. La podadora atacó la carne, y la energía comenzó a dispersarse como luz.
Entonces, el brazo se sumergió en el vientre, y el ojo siguió el rumbo de la lluvia. El pecho se llenó de viento, el tallo creció, y su brillo tumbó las penas.
Y así se volvió tierra.
Tras construir el relato nos damos cuenta de que, en cierto modo, si se acerca al nonsense. Aunque hay una narrativa identificable, algunas imágenes poseen un carácter onírico y surrealista, lo que recuerda al nonsense literario.
Relato:
“Una tarde, el joven que estaba enamorado sintió las primeras punzadas formadoras de la transfiguración. Miró la jarra y la aceitera y, con ellas, unificó el reloj y el tiempo para, luego, con el dedo, omitirlos en el bosque, y así se volvió tierra”.
Esta actividad es una oportunidad excelente para trabajar la morfosintaxis (la concordancia en número y género, los sujetos, los complementos directos…). En este caso, en ciertas ocasiones, por la dificultad que entraña proponer el final “así se volvió tierra”, puede salir un texto “disparatado”, “extravagante”, muy acorde, salvando las distancias, a las greguerías de Gómez de la Serna o a los “nonsense”. En mi caso, he intentado darle cierta coherencia. Al mismo tiempo, la libertad de elección de sujetos o complementos directos coqueta con la libertad de elección que dan autores como Cortázar al leer sus obras (véase “Rayuela”).
Paula Andrea Fernández Pérez y Shakira Morales Reyes
Una mañana el niño enamorado sintió las primeras punzadas creadoras de la transfiguración. Pensó la máscara y con ellas creó el yunque para luego con el dedo fecundarlos en el bosque y así se volvió tierra.
Nuestra versión del texto mantiene una estructura gramatical válida, pero presenta elementos que rompen la coherencia y la cohesión, acercándose a un texto de tipo "nonsense" (sin sentido).
La historia que creé a partir del relato de Luis Britto García es la siguiente:
Una noche, el joven que estaba enamorado sintió las reminiscencias de la helada. Recordó la jarra y con ella consagró el roble, para luego con el dedo, podarlo en el bosque, y así se volvió tierra.
En este caso, la historia sí cumpliría con las propiedades textuales -coherencia, cohesión y adecuación-. Por tanto, no se acerca demasiado a la técnica del nonsense.
Nuestro relato es el siguiente:
El anciano enamorado talló la piedra del roble. Una tarde, recordó el viaje, el tiempo volteó el mundo —el pez rajó la red y el pulpo anudó el submarino—. Ahora, bautizó su tumba, y así se volvió tierra.
Este breve relato presenta un estilo que juega con elementos surrealistas y poéticos, lo que puede acercarnos a ciertos aspectos del "nonsense", Asimismo, el relato tiene una coherencia interna, las oraciones, por ejemplo, "el tiempo volteó el mundo" es poética y crea una sensación de transformación y "anciano enamorado" establece, a su vez, un tono de nostalgia, aunque lo que ocurre después es surrealista. Por otra parte, el texto es cohesivo con relación a cómo las ideas y las imágenes se conectan, pero se hace mediante recursos poéticos (no a través de una estructura tradicional de narrativa). La cohesión entre las frases y las imágenes se logra por la repetición de símbolos como la "piedra", el "roble", la "tumba" y la "tierra", lo que proporciona una cierta unidad temática. Por último, el relato juega con la adecuación estilística, ya que no sigue normas narrativas convencionales, es decir, es adecuado dentro de un contexto experimental o poético, pero no en un contexto de comunicación cotidiana. También, hay ecos de Ramón Gómez de la Serna, especialmente en el estilo de sus "greguerías", que combinan lo poético, lo absurdo y lo filosófico en frases aparentemente sencillas pero cargadas de significado. La relación entre lo cotidiano (el anciano, la piedra, el roble) y lo surreal (el submarino y el pulpo) podría asemejarse a las imágenes de las greguerías.
Mi relato:
Una tarde otoñal, el anciano que aún soñaba sintió las primeras punzadas errantes del viento. Tomó la piedra y con ella selló la memoria, para después, con la mirada, esparcirla entre las hojas secas. El río cambió su curso, la hiedra abrazó las ruinas y el último rayo de sol desdibujó su sombra. Y así se volvió tierra.
No se ajusta a la técnica nonsense porque cumple con las propiedades textuales.
Tanto Edgar como yo, Tania, nos pusimos de acuerdo y realizamos este relato:
Una tarde noche, el joven moribundo, enamorado y prófugo, sintió las punzadas de su destino. Entre notas y detonaciones en su mente imaginó que aún había tiempo para escapar. Recordó su amor perdido, pero la confusión lo envolvía. Ya no podía distinguir el pasado del presente. Y así, se volvió tierra.
Tanto Edgar como yo creemos que este texto mantiene una estructura gramatical válida, pero vemos que no cumple con la coherencia y la cohesión, dando lugar a un texto "nonsense", sin sentido.
Esta es mi propuesta:
Una noche el anciano que estaba confundido sintió las primeras detonaciones de la inundación. Pulió la piedra y con ella lustró el remo, para luego con el dedo cribarlos en el río, y así se volvió tierra.
El resultado no cumple con las propiedades tradicionales de coherencia, cohesión y adecuación en sentido rígido, pero, si lo leyéramos fuera de su contexto, puede parecer coherente dentro de un universo narrativo abstracto. Esto se debe a que los textos pueden tener un propósito simbólico donde prima evocar sensaciones o provocar una reflexión.
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